Fue uno de los miembros fundadores del Movimiento Kloaka en la década de los ochenta –integrado Mariela Dreyfus, Julio Heredia, Domingo de Ramos, Mary Soto y el pintor Enrique Polanco- y es considerado el exponente de una poesía muy personal, que ha evolucionado desde el coloquialismo urbano hasta el misticismo.
El poeta peruano Róger Santiváñez (Piura, 1956) una de las voces más destacadas de la poesía peruana contemporánea, acaba de arribar al Perú procedente de los Estados Unidos para presentar su nuevo poemario “Labranda” en las ciudades de Huancayo y Lima, el viernes 11 de julio y el lunes 4 de agosto respectivamente. Santiváñez, quien fuera uno de los miembros fundadores del Movimiento Kloaka en la década de los ochenta –integrado por Mariela Dreyfus, Julio Heredia, Domingo de Ramos, Mary Soto y el pintor Enrique Polanco- es el exponente de una poesía muy personal, que ha evolucionado desde el coloquialismo urbano hasta el misticismo y el llamado neobarroco latinoamericano.
Justamente es considerado heredero del legado poético de Hora Zero, estableciendo un puente con la nueva literatura. Como ha señalado el critico César Ángeles, en su literatura “Santiváñez extremó los postulados de Hora Zero en tanto no se limitaba a salir a la calle y sus habitantes/hablantes sino que se mimetizaba con la realidad más marginal y subterránea de la urbe, incluido el lumpen”. El propio Santiváñez afirma lo siguiente, en un reciente texto autobiográfico titulado Alphabeti Mysteria: “Piura- Provincia Deserta- con sus casas patricias me otorgó el ideal de l’absence, la perfección que nunca está realmente presente y el silencio que es más musical que cualquier melodía.
La búsqueda de un mundo más real que el de los sentidos actuales. Pero la neblina irisada de Lima me enseñó que la poesía debe ser una crítica de la vida. The objective in writing is to reveal anunció William Carlos Williams. Y después (o antes) Dios, que se constituye en un estado eterno de la mente y el corazón. Esto implica la búsqueda de la belleza utópica”. Más allá de los calificativos de “poeta maldito y marginal” o “artista underground”, Santiváñez ha sabido delinear su trabajo literario y su palabra lírica con paciencia de orfebre, como se aprecia en la reciente selección poética de su obra titulada “Dolores Morales de Santiváñez" (Lima, Hipocampo, 2006).
Prueba de su persistencia en la escritura, el año pasado, en Chile se publicó su poemario “Amastris” (Ediciones, Altazor, Chile, 2007). El poeta piurano radica y trabaja actualmente en la ciudad de Filadelfia, en los Estados Unidos, donde ha realizado un doctorado en Literatura Latinoamericana en Temple University. Ha escrito los siguientes libros: “Antes de la muerte” (Lima, 1979), “Homenaje para iniciados” (Lima, 1984), “El chico que se declaraba con la mirada” (Lima, 1988), “Symbol” (Princeton, 1991), “Cor cordium” (Amherst, 1995), “Santísima Trinidad” (1997), “Historia francorum” (1999), “Santa María” (Lima, 2001), “El corazón zanahoria” (Piura, 2002), Eucaristía (Buenos Aires, 2004).
Lo nuevo es “Labranda” (Hipocampo Editores & Asalto al Cielo) y el poeta ha decidido presentarlo en Huancayo, como un homenaje a la tierra de su ancestro paterno. En Lima, la presentación se realizará el 4 de agosto en el Centro Cultural Inca Garcilaso de la Vega cuya sede es el Palacio de Osambela.
El poeta peruano Róger Santiváñez (Piura, 1956) una de las voces más destacadas de la poesía peruana contemporánea, acaba de arribar al Perú procedente de los Estados Unidos para presentar su nuevo poemario “Labranda” en las ciudades de Huancayo y Lima, el viernes 11 de julio y el lunes 4 de agosto respectivamente. Santiváñez, quien fuera uno de los miembros fundadores del Movimiento Kloaka en la década de los ochenta –integrado por Mariela Dreyfus, Julio Heredia, Domingo de Ramos, Mary Soto y el pintor Enrique Polanco- es el exponente de una poesía muy personal, que ha evolucionado desde el coloquialismo urbano hasta el misticismo y el llamado neobarroco latinoamericano.
Justamente es considerado heredero del legado poético de Hora Zero, estableciendo un puente con la nueva literatura. Como ha señalado el critico César Ángeles, en su literatura “Santiváñez extremó los postulados de Hora Zero en tanto no se limitaba a salir a la calle y sus habitantes/hablantes sino que se mimetizaba con la realidad más marginal y subterránea de la urbe, incluido el lumpen”. El propio Santiváñez afirma lo siguiente, en un reciente texto autobiográfico titulado Alphabeti Mysteria: “Piura- Provincia Deserta- con sus casas patricias me otorgó el ideal de l’absence, la perfección que nunca está realmente presente y el silencio que es más musical que cualquier melodía.
La búsqueda de un mundo más real que el de los sentidos actuales. Pero la neblina irisada de Lima me enseñó que la poesía debe ser una crítica de la vida. The objective in writing is to reveal anunció William Carlos Williams. Y después (o antes) Dios, que se constituye en un estado eterno de la mente y el corazón. Esto implica la búsqueda de la belleza utópica”. Más allá de los calificativos de “poeta maldito y marginal” o “artista underground”, Santiváñez ha sabido delinear su trabajo literario y su palabra lírica con paciencia de orfebre, como se aprecia en la reciente selección poética de su obra titulada “Dolores Morales de Santiváñez" (Lima, Hipocampo, 2006).
Prueba de su persistencia en la escritura, el año pasado, en Chile se publicó su poemario “Amastris” (Ediciones, Altazor, Chile, 2007). El poeta piurano radica y trabaja actualmente en la ciudad de Filadelfia, en los Estados Unidos, donde ha realizado un doctorado en Literatura Latinoamericana en Temple University. Ha escrito los siguientes libros: “Antes de la muerte” (Lima, 1979), “Homenaje para iniciados” (Lima, 1984), “El chico que se declaraba con la mirada” (Lima, 1988), “Symbol” (Princeton, 1991), “Cor cordium” (Amherst, 1995), “Santísima Trinidad” (1997), “Historia francorum” (1999), “Santa María” (Lima, 2001), “El corazón zanahoria” (Piura, 2002), Eucaristía (Buenos Aires, 2004).
Lo nuevo es “Labranda” (Hipocampo Editores & Asalto al Cielo) y el poeta ha decidido presentarlo en Huancayo, como un homenaje a la tierra de su ancestro paterno. En Lima, la presentación se realizará el 4 de agosto en el Centro Cultural Inca Garcilaso de la Vega cuya sede es el Palacio de Osambela.
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