Son palabras con connotación propia creadas por los comentaristas, narradores y los mismos hinchas que terminan por darle ese toque o sabor peculiar que identifica al fútbol. Hasta casi fines del siglo pasado, a la pelota se le llamaba “esférico”, “globo” o “redonda” y a los ángulos superiores del arco “el rincón de las ánimas”.
Por: Freddy Gálvez Delgado
El fútbol peruano es noticia en estos momentos. Está a un paso de ser desafiliado de la FIFA lo que significaría su desaparición del medio. Sinceramente, no deseamos que se llegue a tal extremo, aunque su vigencia haya servido tan sólo para darnos más sinsabores que alegrías. Acorde con la difícil situación que vivimos, nos vino a la mente cierta melancolía y de paso, algunas expresiones de uso frecuente en el Perú, afines a este deporte.
Son palabras con connotación propia creadas por los comentaristas, narradores y los mismos hinchas que terminan por darle ese toque o sabor peculiar que identifica al fútbol. Hasta casi fines del siglo pasado, a la pelota se le llamaba “esférico”, “globo” o “redonda” y a los ángulos superiores del arco “el rincón de las ánimas”. Ahora han surgido términos como el supuesto jugador hambriento que “se comió el gol” o “se llenó de pelota” y uno de los neologismos es “carrilero”, cuyo significado exacto desconozco.
También hay palabras raras como “juego sucio”, “media puntada”, “jugada fina”, “agoniza el partido” o la acción golosa del player que invita a pronunciar “pelota mordida”. Igualmente, al decir “le va a pegar al balón”, “penal regalado” o que el arquero “sacó la etiqueta de gol”, como quien lo hace de un envase. Nos hemos deleitado al escuchar que un generoso jugador “le regala la pelota a otro” o que “el balón se pasea graciosamente por el arco”, semejando a una coqueta y atractiva joven.
El encuentro adquiere visos de dramatismo cuando “el guardameta se juega la vida arrojándose a los pies del adversario” o que el mismo jugador “vuela, haciéndose un ovillo, para atrapar la pelota”. Los aficionados ponen lo suyo desde las graderías, gritando a todo pulmón al foward individualista: “¡Cómprate tu pelota…! Por su parte el narrador describe el instante indicando que “el delantero se engolosina con el balón”, imaginando tal vez, un caramelo gigante.
El romanticismo también tiene su lugar en el fútbol peruano al manifestar que “la pelota pasa besando el travesaño”. Sin embargo, quien siempre nos dejará pensando es el comentarista de televisión que, angustiado, busca alguna explicación al pronunciar: “ni en la repetición entra el gol”. O aquel mediocampista prodigioso, supuesto hijo del mitológico dios Cronos, que tiene el don de “manejar los tiempos”.
Como se puede constatar, los términos consignados son exclamaciones surgidas del calor con que se disputa cada jugada. Es que el fútbol no es sólo exclusividad de quienes lo practican, sino verdadera pasión de multitudes. Por eso, duele saber que lo podemos perder. No nos hacemos la idea de un fin de semana sin fútbol o dejar escuchar estas palabras que terminan por hacernos sonreír. Porque el fútbol en el Perú, aunque no seamos una potencia, lo llevamos dentro, muy dentro…en el mismo corazón…
Por: Freddy Gálvez Delgado
El fútbol peruano es noticia en estos momentos. Está a un paso de ser desafiliado de la FIFA lo que significaría su desaparición del medio. Sinceramente, no deseamos que se llegue a tal extremo, aunque su vigencia haya servido tan sólo para darnos más sinsabores que alegrías. Acorde con la difícil situación que vivimos, nos vino a la mente cierta melancolía y de paso, algunas expresiones de uso frecuente en el Perú, afines a este deporte.
Son palabras con connotación propia creadas por los comentaristas, narradores y los mismos hinchas que terminan por darle ese toque o sabor peculiar que identifica al fútbol. Hasta casi fines del siglo pasado, a la pelota se le llamaba “esférico”, “globo” o “redonda” y a los ángulos superiores del arco “el rincón de las ánimas”. Ahora han surgido términos como el supuesto jugador hambriento que “se comió el gol” o “se llenó de pelota” y uno de los neologismos es “carrilero”, cuyo significado exacto desconozco.
También hay palabras raras como “juego sucio”, “media puntada”, “jugada fina”, “agoniza el partido” o la acción golosa del player que invita a pronunciar “pelota mordida”. Igualmente, al decir “le va a pegar al balón”, “penal regalado” o que el arquero “sacó la etiqueta de gol”, como quien lo hace de un envase. Nos hemos deleitado al escuchar que un generoso jugador “le regala la pelota a otro” o que “el balón se pasea graciosamente por el arco”, semejando a una coqueta y atractiva joven.
El encuentro adquiere visos de dramatismo cuando “el guardameta se juega la vida arrojándose a los pies del adversario” o que el mismo jugador “vuela, haciéndose un ovillo, para atrapar la pelota”. Los aficionados ponen lo suyo desde las graderías, gritando a todo pulmón al foward individualista: “¡Cómprate tu pelota…! Por su parte el narrador describe el instante indicando que “el delantero se engolosina con el balón”, imaginando tal vez, un caramelo gigante.
El romanticismo también tiene su lugar en el fútbol peruano al manifestar que “la pelota pasa besando el travesaño”. Sin embargo, quien siempre nos dejará pensando es el comentarista de televisión que, angustiado, busca alguna explicación al pronunciar: “ni en la repetición entra el gol”. O aquel mediocampista prodigioso, supuesto hijo del mitológico dios Cronos, que tiene el don de “manejar los tiempos”.
Como se puede constatar, los términos consignados son exclamaciones surgidas del calor con que se disputa cada jugada. Es que el fútbol no es sólo exclusividad de quienes lo practican, sino verdadera pasión de multitudes. Por eso, duele saber que lo podemos perder. No nos hacemos la idea de un fin de semana sin fútbol o dejar escuchar estas palabras que terminan por hacernos sonreír. Porque el fútbol en el Perú, aunque no seamos una potencia, lo llevamos dentro, muy dentro…en el mismo corazón…
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