jueves, 25 de octubre de 2007

COMUNICACIÓN PARA CONSTRUIR CIUDADANÍA: CONCLUSIONES DEL III COMLAC


Por considerarlo de suma importancia para todos los comunicadores(as) del país, publicamos a continuación el documento completo, gracias al aporte de la colega periodista, Lic. María del Pilar Chumacero Ancajima, periodista integrante de la Red de Periodistas de Provincias del Perú, quién estuvo presente en dicho evento.

"Aportar desde la comunicación a la construcción de la ciudadanía, significa que (las y los comunicadores) estamos llamados a ser promotores de diálogo, animadores del habla de la gente, intermediadores del debate, constructores de una cultura del diálogo, defensores del derecho a opinar y del respeto de las opiniones diferentes", señala una de las conclusiones del III Congreso Latinoamericano y Caribeño de Comunicación que se realizó del 14 al 19 de octubre, en la ciudad ecuatoriana de Loja.

Por considerarlo de suma importancia para todos los comunicadores(as) del país, publicamos a continuación el documento completo, gracias al aporte de la Lic. María del Pilar Chumacero Ancajima, periodista integrante de la Red de Periodistas de Provincias del Perú, quién estuvo presente en dicho evento.

III Congreso Latinoamericano y Caribeño de Comunicación "Comunicación, ciudadanía y valores"

Loja, 14 – 19 de octubre, 2007

Conclusiones

Convocados por la Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (OCLACC) y la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), 900 personas vinculadas al mundo de la comunicación, nos hemos reunido en la acogedora ciudad de Loja, en Ecuador, para intercambiar propuestas, conceptos y metodologías relacionadas al rol actual de la comunicación en la construcción de una ciudadanía asentada en valores humanos y cristianos.

En una serie de conferencias magistrales, paneles, talleres e intercambio de experiencias, hemos logrado construir colectivamente algunas líneas de reflexión y de trabajo que pueden ser de mucha utilidad para los comunicadores y comunicadoras de América Latina, El Caribe y otras regiones similares.

Algunas características de la realidad en la que hoy trabajamos

Constatamos que nuestros países de Latinoamérica y El Caribe, atraviesan una profunda crisis de sus sistemas democráticos tradicionales y sus correspondientes liderazgos políticos. Un gran signo de esperanza, sin embargo, es el proceso iniciado en diversos niveles de la sociedad, para repensar, refundar y recrear una democracia que responda a nuestras realidades y que se base en la participación amplia, respetuosa e incluyente de todos los ciudadanos, movimientos y grupos sociales que conforman la gama social, cultural, política y religiosa de nuestros pueblos.

Constatamos también que el cambio de época que vive la humanidad se caracteriza por el nacimiento de una nueva cultura, de nuevas tecnologías y nuevos lenguajes de comunicación. Asistimos al desarrollo de una civilización virtual, nuevas formas de construir comunidades y de relacionarnos unos con otros. Es un momento privilegiado, entonces, para repensar también la comunicación y el rol o funciones de las diversas formas o modos de comunicar y generar sentidos.

Las actuales sociedades pasan de entes pasivos o confrontacionales a sociedades en movimiento, más participativas. Las viejas formas de organización entran en crisis para dar vida a espacios más dialogantes, más dinámicos, más integrados, más incluyentes, más respetuosos del distinto o diferente. Nace en nuestra región una ciudadanía desde abajo. Nos estamos construyendo como ciudadanos y ciudadanas corresponsables de nuestro futuro. El derecho a opinar, a defender las ideas y respetar a quién piensa distinto, aparece como uno de los valores fundamentales de la convivencia y de la construcción colectiva del futuro.

Asistimos también al nacimiento de una juventud preocupada no solo por ser escuchada sino por cambiar el futuro, por renovar el mundo y dentro de él por mejorar el sentido de la comunicación, de los medios y de las nuevas tecnologías. Vuelven a tomar fuerza, aunque de manera renovada por las oportunidades que brindan hoy las tecnologías, la minga, la minka, el mutirao, el trabajo comunitario y el accionar en redes.

A pesar que experimentamos preocupados que se refuerza la concentración de los grandes medios y de las tecnologías en pocas manos de transnacionales y grupos económicos, asistimos también a la propagación de formas alternativas y más democráticas de comunicación.

Desafíos para la comunicación y los comunicadores
Atender adecuadamente las demandas, exigencias e intereses de esta ciudadanía emergente implica un mayor compromiso de quienes hacemos comunicación. Entendemos que como profesionales y facilitadores de la palabra y de la imagen debemos construir una comunicación constructora de una ciudadanía activa, responsable y democrática.

Asumir este tipo de comunicación implica entender nuestra función en la sociedad como agentes de cambio social. Y para quienes tenemos una identidad cristiana y católica, dicho cambio social no es otra cosa que la construcción de comunidades fraternas, de sociedades que vivan en comunión. Para nosotros la "Comunicación para la Comunión", se convierte en un imperativo: "Para que nuestros pueblos en ÉL tengan VIDA".

Aportar desde la comunicación a la construcción de la ciudadanía, significa que estamos llamados a ser promotores de diálogo, animadores del habla de la gente, intermediadores del debate, constructores de una cultura del diálogo, defensores del derecho a opinar y del respeto de las opiniones diferentes.

Dado que la ciudadanía implica no solamente aspectos políticos, sino fundamentalmente sociales, económicos, culturales, espirituales y religiosos, nuestra labor será atender las diversas formas de ejercer la ciudadanía en los diferentes espacios públicos, sin perder de vista que se trata de un proceso permanente, cambiante, diverso, no lineal y que debe involucrar no solo a todas las personas sino también a todos los aspectos de la vida social.

Una de nuestras tareas urgentes será construir estrategias de comunicación para la ciudadanía. Es decir no solo planes de trabajo; sino, fundamentalmente, lectura permanente de la realidad, diseño colectivo de escenarios futuros posibles y deseables; y orientación del trabajo comunicacional hacia la transformación de la realidad.

Estos nuevos desafíos para la comunicación y para los comunicadores, exige perfeccionar nuestro trabajo en RED: Construir alianzas con medios de comunicación, entidades académicas, empresas, entidades públicas y privadas, instituciones, redes y movimientos sociales interesados en la construcción de sociedades solidarias y fraternas respetuosas de la dignidad humana y del medio ambiente.

Otra de las tareas es seguir promoviendo la democratización de la comunicación, los medios y las tecnologías. La Comunicación es un derecho humano fundamental. Este derecho incluye diversos aspectos: Libertad de antena, democracia digital, acceso a las nuevas tecnologías, no solo como beneficiarios sino también como productores de contenidos y productores de tecnologías y de programas informáticos. Por ello hacemos un llamado a sumarnos a la campaña mundial y continental por los derechos de la comunicación.

Finalmente, dejamos constancia de la gran fuerza esperanzadora de los jóvenes comunicadores de la región. Sus redes de intercambio, de intercomunicación y de formación fortalecidas en este III COMLAC, nos indican que otra comunicación es posible y estamos seguros que ellos pondrán todos sus esfuerzos para hacerlo realidad.


Ecuador, ciudad de Loja, 18 de octubre del 2007

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